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Dualidad
Al mirarme al espejo, me enfrento a la dualidad,
No sé dónde empiezo yo, en este reflejo de realidad.
Vuelvo a mí, lavo mi rostro en el rincón del ser,
Donde la esencia se mezcla con el eco del ayer.
Tú eres lo único en común en dos mundos dispares,
Un vínculo que desafía las leyes celestiales.
Creo en algo que no existe, en la bohemia de la utopía,
Un charlatán de sueños, un chiste en la melodía.
Palabras y conceptos danzan en mi mente errante,
Como versos de un poema, en la locura constante.
Vivo en una dualidad, entre la realidad y la quimera,
Donde la verdad se disuelve y la fantasía se desespera.
Eres tú, quien enciende el brillo en mi vida,
Como una estrella en la noche, una llama encendida.
En este juego de sombras y luces, eres mi faro,
Guiándome en el laberinto, en este viaje raro.
Bohemia es mi morada, en la utopía de tus brazos,
Un refugio donde se disuelven todos los lazos.
Charlatán de mis sueños, narrador de mi destino,
En tu mirada encuentro el sentido, el camino.
En el telar de la existencia, tejemos nuestro destino,
Palabra a palabra, como un eterno verso divino.
Eres tú el nexo, la conexión en este vaivén,
En este juego de opuestos, de lo real y lo soñado también.
Creo en algo que no existe, en el poder de lo efímero,
En la danza de las ideas, en el caos sincero.
Vivo entre risas y lágrimas, en la ambigüedad,
Porque eres tú quien da sentido a mi realidad.
La bohemia y el chiste se entrelazan en mi ser,
Como dos caras de una moneda, en este rompecabezas de entender.
Eres la clave en este enigma, el faro en mi tormenta,
Encendiendo el brillo que da forma a mi vida, la esencia
Tú eres la constante en mi ecuación, en esta dualidad,
Eres tú quien da significado a mi existencia, la realidad.
Ámame por lo que puedo ser
En el lienzo del tiempo, mi pasado se desvanece,
Roces de sombras, un ayer que en el viento perece.
Olvida los días que yacen detrás de mi piel,
Ámame por lo que puedo ser, por lo que mi corazón revela.
Guardo en mis silencios, los susurros de mi sentir,
Tú, eres mi refugio, mi secreto por descubrir.
Tú, que ocultas tus emociones tras un velo,
Yo rompo con palabras, un universo en desvelo.
Al mirar tus ojos, perdí la cordura,
Sumergida en tu esencia, en tu dulce locura.
No busques más, en mí hallarás lo que anhelas,
En este abrazo, donde el amor destila destellos.
Rompo barreras con cada verso pronunciado,
Te ofrezco mi alma, mi ser entregado.
Eres la melodía que en mi pecho resuena,
La paz en la tormenta, la luz que se antoja plena.
No busques en sombras, lo que en mi luz encontrarás,
Yo te daré lo que anhelabas, en mis brazos hallarás paz.
Somos dos almas danzando en la misma sinfonía,
Entrelazando destinos, tejidos en la melancolía.
Contigo aprendí que el llanto puede ser alegría,
Lágrimas que pintan arcoíris, en nuestra algarabía.
Cada risa, una sinfonía en este cuento compartido,
Donde el amor crece, en cada suspiro rendido
En este presente, escribimos nuestro destino,
Con la pluma del afecto, con el corazón genuino.
Olvida el pasado, abraza el ahora conmigo,
Que en este instante, nuestro amor es el abrigo.
Ámame por lo que seremos, en esta danza sin final,
Donde el futuro es un lienzo, y el presente es total.
Guarda en tus días, los momentos de felicidad,
Porque contigo aprendí que se puede llorar de alegría.
Corona de alquitrán
En la penumbra de la noche, ella se deslizaba,
Una mujer adictiva, como el vino que embriaga.
Su aura, más intoxicante que el más fuerte licor,
Una reina vestida de alquitrán, un misterio de amor.
Ella entregó su alma por un efímero instante de libertad,
Desafiando los límites, buscando la eternidad.
Con determinación en sus ojos, y un anhelo en su ser,
Rompió las cadenas, buscando lo que debía tener.
Corona de alquitrán adornando su noble frente,
Reina de sombras, en un mundo indiferente.
Caminando entre susurros, con gracia y altivez,
Buscando el anhelado momento de plenitud y tez.
No sabía cómo llorar, esa mujer de hielo y fuego,
Sus emociones ocultas, un enigma en su juego.
Guardiana de pasiones, en su alma encerradas,
Con cada paso, con cada mirada, dejaba huellas marcadas.
Daría todo por la lámpara de los deseos,
Atrapar la esencia pura, y sentirse en proceso.
Sueña con un mundo donde la felicidad sea verdad,
Donde cada suspiro cuente, donde no exista maldad.
Bajo el manto estrellado, ella clama al universo,
Buscando respuestas, en medio del reverso.
La lámpara brilla, en la oscuridad infinita,
Pero ella, atrapada en su destino, en su historia escrita.
Aunque anheló ser eterna, ser más que un eco,
Se convirtió en un recuerdo, en un simple hueco.
La mujer que no pudo llorar, que ansiaba volar,
Se convirtió en un suspiro, en una sombra al azar.
Entre las páginas del tiempo, su historia se desvaneció,
Pero en el corazón de aquellos que la amaron, permaneció.
Una reina con corona de alquitrán, un vicio sin final,
Ella se convirtió en un recuerdo, pero su esencia no tiene final.
Canto ancestral
En tierras lejanas, bajo el cielo estrellado,
Ella encontró un amor, un destino inesperado;
Dejó su patria, con sueños de regresar,
Pero el corazón la atrapó, sin poderla soltar.
Conoció al muchacho, en una tarde dorada,
Sus ojos se encontraron, y el mundo se detuvo en nada.
Entre risas y secretos, floreció una pasión,
Un amor que creció, sin previa invitación.
Juntos caminaron, por calles desconocidas,
Descubriendo paisajes, olvidando sus heridas.
Cada amanecer era un beso, cada atardecer una promesa,
En ese rincón del mundo, encontraron su fortaleza.
Pero en la quietud de la noche, cuando todo callaba,
Ella cerraba sus ojos, y su tierra recordaba.
Las montañas majestuosas, el aroma del cafetal,
La música de su gente, su canto ancestral.
Sentía un nudo en la garganta, al pensar en su partida,
Las lágrimas se asomaban, en medio de la despedida.
Extrañaba cada rincón, cada abrazo y canción,
Su tierra la llamaba, como llamado de una oración.
El muchacho la miraba, con ojos llenos de amor,
Entendía su nostalgia, su profundo dolor.
Le prometió un día, volver a su hogar,
Y entre sus brazos, la hizo soñar.
Pero por ahora, en esa tierra extranjera,
Ella se aferraba al presente, a la vida que ella espera.
Porque aunque extrañe su país, y el sol de su terruño,
Sabe que el amor es un puente, que une cada rincón.
Y mientras el tiempo avanza, y la distancia se alarga,
Ella guarda en su corazón, la promesa que no se amarga.
Volverá a su tierra, con el amor a su lado,
Donde juntos, escribirán un nuevo legado.
Te he amado
Cuando te vi por vez primera, mi alma entera se estremeció en el momento que tus labios toque; pero ¿Quién, diría amor mío?
Que cuando yo te vi, te reconocí.
Te has preguntado, porque te amo tanto, esto suena así: